domingo, septiembre 17, 2006

El Pasado SI perdona

Hace mucho tiempo no me alcanzaba el aliento para leer un libro que tuviera más de 250 páginas, El Pasado, una historia de amor, logró capturarme durante sus 550.
-Incluso un día alegué calamidad domestica para quedarme averiguando más de la historia de Rímini y Sofía, sus dos desequilibrados protagonistas.

Fue un mes de lectura dedicada, robándole tiempo al trabajo, haciéndole el quite a los altibajos emocionales (propios y provocados por la novela), un mes que me dejo exhausta, empalagada y aterrada.

Esta novela se trata de un adiós que no se despide, ese vicio conduce a sus protagonistas a la demencia sin retorno, lo que la convierte en comedia, como es en realidad eso del amor.

El Pasado llegó en un momento agitado de mi vida emocional, alrededor de mis treinta y de los treinta de los protagonistas. -Hace poco, cuando ya predecía el fin de un amor, dije que íbamos a estar juntos toda la vida, de diferentes formas. Sentí que ese amor es tan grande que necesita mutar en el tiempo.

Después de leer quise que cada historia de amor tuviera un principio y un fin, no tener satélites por años en orbita. Si han de ser muchas las historias que concluyan. Pero no es así, mutan efectivamente y cada tanto vuelven a tocar la puerta con un recuerdo, con una foto, con un sabor y vuelve con cada una de esas cosas la sensación de frustración, el maremágnum de todas y de la única, la propia. La que, desde su lugar privilegiado, es espectador de los errores, los miedos, las torpezas, la humanidad. La que es testigo del paso del tiempo y del asentamiento del carácter.

Una sola historia de amor que no repara en si ha sido con una o con cien personas, que esta alrededor de sus treinta, que se vuelve adulta, que va cargándose de peso, que es más profunda, que se conoce y que es más esquiva. Al contrario de El Pasado el futuro parece prospero, hay indicios de cordura, hay fuerza en el espíritu hay sabiduría y hay esperanza, una palabra gastada pero justa.

El Futuro también llegó en un buen momento, con sus páginas en blanco y con el aliento para vivirlo y leerlo incluso dentro de la calamidad domestica.

PD. Recomendada.