Una tarde de ese fin de año, mientras cocinaba descamisado algún plato exótico, me dijo con mucho énfasis que el mundo no era ni tan ancho ni tan ajeno. Estábamos en la cocina de la casa de chapinero y estaba haciendo mucho frío, por eso yo estaba enroscada en mi camisón rosado de lana, sentada al borde del escalón, me quede mirándolo y pensé que de eso, él si sabia.
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Me monte en Air India con destino a Londres, -tal vez algún día sea una escritora salvaje- después de unas horas llego la comida, yo nunca había probado ningún plato de ese lado del mundo, así que lo único que me sonó familiar fue Chiken y eso pedí, llegaron las bandejas cubiertas de aluminio, mis vecinos abrieron sus humeantes platos y el avión se lleno de un vaho penetrante. Todos los pasajeros comían acuciosamente, a mi me salio un pedazo de pollo a la plancha. Pero yo me resistí a aceptar la simpleza de este lado del mundo, así que descubrí una salsa de fideos, que sin ningún reparo adicione, con entusiasmo, al pollo. Mi vecinos me miraron raro pero siguieron en lo suyo. Nadie a mi alrededor utilizó la salsa, que estaba deliciosa, en ese momento dude de que fuera una salsa, pero seguí en lo mío. Al final todos los demás, todos, hicieron una pequeña pausa, tomaron un sorbo de sus bebidas y muy despacio, se comieron la salsa del pollo que en realidad era el postre.
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En Colombia el día de la secretaria se celebra el 26 de abril. Ese día nací yo. Me gusta cumplir años el día en el que los moteles están más llenos, en el que las floristerías venden más rosas, en el que las micelaneas hacen su agosto vendiendo chocolates y cualquier detalle, en el que los restaurantes dedicados al corrientazo venden un mayor numero de el especial, que trae huevo. Pero ahora no sólo cumplo ese día, sino que soy una secretaria, si señor que dolor pobre secretaria.
Y lo mismo, me levanto, preparo mi almuerzo, lo pongo en una bolsa, tomo un bus rojo de dos pisos en un paradero que tiene una pantalla con un horario que nunca se cumple, llego a una oficina, reviso el mail, oigo los mensajes de voz, anoto las llamadas, limpio el polvo y mi día trascurre diciendo: Can I help you?
Apago las luces, salgo y me enfrento al viento, bajo unas escaleras entre cientos de personas que se sincronizan naturalmente para hacer eficiente la circulación, me monto en un metro que tiene algo de diabólico por lo infernal, leo un periódico lleno de chismes, entro a mi cuarto y me siento aquí enfrente. Nada particular, el tiempo corre rápido y estar viva sigue siendo lo mismo.
Martirio a flor de piel canta las simples cosas y…… el mundo no es ni tan ancho ni tan ajeno, y.... si que lo es.
A. tampoco sabia de eso.
P.D. Se escribe en la casa de Tufnell Park, North London
7 comentarios:
si hubiera sabido que era hombreriega...
Ay chiqui... tenía ganas de saber de usted, me metí al blog y ahí estaban... nuevas noticias... Y yo quedé con dos preguntas:
1. Toca irse hasta tan lejo para redescubrirse?
2. Es en realidad el mundo tan inmenso?
P.D. pagaría por oír el can i help you y verla comiendo pollo con postre: todo en uno!!!
Me uno a la pregunta número uno del usuario anónimo.
No no toca pero ayuda
Senhora, saludos desde este lado del Atlantico, pero mas al norte de su querida Colombia.
Yo tambien naci el 26 de abril, que por estas tierras no festejan ni un pepino. Pero siempre agradeci que asi fuera, ya sabe, consideraciones de protagonismo.
Yo tambien me fui lejos de mi "hogar" para encontrar otros hogares, otras verdades y otras certezas, dentro de ellas, la de saber que ya no soy de un solo "hogar", que no se cual es mi hogar pero que si se que lo ancho y ajeno del mundo siempre ayudara a aclarar muchas cosas.
Saludos!
jajajajaje reí mucho con la salsa del pollo jajaja ahí está pintada ud muchachita... jajaja! lo máximo!
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